miércoles, 3 de octubre de 2007

ARTÍCULO EDITADO EN EXIT EXPRESS. OCTUBRE 07

Todos sabemos que la mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo. Pero ¿qué pasa con el propio César? Nunca se dijo que debía de ser honesto, ni siquiera que debiera de parecerlo. Tal vez siempre pareció esa una misión excesiva para quien detenta un poder. También siempre supimos eso otro de que el poder corrompe y de que el poder absoluto corrompe absolutamente. Por suerte, un poder absoluto es difícil que se llegue a concentrar en una sola persona, pero lo cierto es que cada vez es más evidente la falta de confianza en aquellas personas o personajes que detentan un poder parcialmente absoluto. Así, en Art Basel la “mano negra” que tiene nombre de Comité y cuyo ejecutor, hasta ahora, ha sido el encantador, eficiente y omnipresente en fiestas de todo el mundo Sam Keller –cual César, casi igual de calvo, pero sin laurel- ha comunicado el in y el out de una feria a galerías de todo el mundo. La mayoría de las veces sin una causa objetivamente justificada si comparamos las expulsadas con bastantes de las aceptadas. Las ferias son pequeños universos endogámicos en los que el poder parece incontestable. Y ahí hay que saber con quién se acuesta uno y con quién se levanta el “césar”, o su mujer. Y en esos círculos concéntricos del poder no hay que bajar la guardia y hay que parecer a la vez que ser.

Pero además del “césar” está el “senado”, es decir el Comité, y en el caso de ARCO las galerías españolas que están en el comité, y que son las que finalmente deciden quién entra y quién no son: Carreras Múgica, Estrany-de la Mota, Elvira González, Tomás March, Miguel Marcos y Pepe Cobo. Amigos, extraños, conocidos y desconocidos que casi han dejado fuera a la propia Elba Benítez (si la envidia fuera tiña) y que premian y castigan, pero ¿quiénes han puesto en este “senado” al Jesús Gil del arte barcelonés? Sobre sus espaldas recaerá la responsabilidad de las injusticias, de la ignorancia y de la mala leche, “operación papaya” incluida. ARCO es una feria de un país sin mercado fuerte, en el que su papel viene a ser tutelar el coleccionismo incipiente, y esta feria deja fuera a una gran mayoría de galerías españolas (autonomías casi completas) para dejar entrar a otras galerías, españolas y extranjeras, de dudosa relevancia, y todo por que un comité de iguales (es decir, de galerías) juzga quién de sus colegas debe quedar fuera..., mal asunto para una feria que como ARCO está en una situación en la que lo que menos necesita son dudas sobre su limpieza y neutralidad, y donde lo que es vital es el apoyo del sector español, verdadero y fiel “paganini” de todo el asunto. Todas las ferias priman la presencia local, hasta la gran Basel acepta galerías de la ciudad de Basilea que no serían aceptadas en ferias de menor calidad, pero es que son suizas. Aquí, como siempre, más snob que nadie, y con la mujer del César a medio peinar.

LA REDACCIÓN

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